La colocadora apura sus últimas semanas de vacaciones en las que está trabajando intensamente para poder incorporarse al grupo en el arranque de la pretemporada totalmente recuperada de su lesión de ligamento cruzado
¿Qué recuerdos guarda de su etapa en las categorías de base del Olímpico en sus inicios como jugadora de voleibol?
Llegué aquí siendo cadete y estuve tres temporadas. Fue una época increíble en la que ganábamos casi todos los campeonatos en los que participábamos y competíamos a un muy alto nivel.
¿Cómo ha visto la evolución del club desde aquella época a la actual en la que el Hidramar Gran Canaria se ha convertido en el rival a batir para el resto de equipos?
Cuando un equipo gana títulos de forma regular no es casualidad, sino fruto de que algo se está haciendo bien. Cuando yo estuve aquí el equipo estaba ya en Superliga, aunque es cierto que eran otros los equipos que aspiraban siempre a ganar todos los títulos. Que ahora sea el Olímpico el aspirante a todo se debe a que han trabajado bien para poder lograr que ese sea su objetivo.
Si hay un club que la ha marcado en su trayectoria deportiva ese es el Avarca de Menorca que parece que va a ser el rival directo por todos los títulos el próximo curso, ¿cómo lleva esa circunstancia de tener que enfrentarse a un club en el que todavía conserva muchas amistades y que ha sido tan importante para usted?
Mi relación con Avarca es especial, es el club de mi vida y donde me he desarrollado como jugadora. Les tengo un cariño muy especial y me encantaría enfrentarme a ellas en una final. Jugarme un título de liga en el pabellón de Menorca sería para mi como jugar en casa al 100%. La Supercopa, que es el primer título que se va a jugar, poder hacerlo contra ellas es todavía más especial para mi, de hecho el único título que conquisté con ellas fue precisamente ese, que lo ganamos en Menorca.
¿Cómo se encuentra después de sufrir una lesión en su rodilla que la ha mantenido apartada de las pistas durante gran parte de la última temporada?
Físicamente me encuentro bastante bien, como además lo han podido corroborar los médicos y fisios del club. Mentalmente vengo con muchas ganas de quitarme esa espinita de no haber podido jugar ni aportar como a mi me gusta dentro del voleibol, aunque intentaba aportar desde fuera, aunque no es lo mismo. Tengo muchas ganas de volver a la pista, de volver a entrenar, de volver a tocar un balón y de volver a estar con mis compañeras dentro de una dinámica de equipo dentro de la pista.
¿Cómo fue la despedida del Kiele?
Triste. Ha sido un equipo en el que también me he sentido como en casa y el tener que despedirme de esa manera tan rápida sin poder darles todo lo que yo quería darles, al final es algo triste para mi a nivel personal, pero las cosas vienen como vienen y hay que aceptarlas.
¿Cuánto tardó el Hidramar en convencerla para jugar aquí la próxima temporada?
No mucho (risas). Ejercieron un poco de presión social llamando a todo mi círculo cercano para convencerme. Había terminado desencantada con el deporte, pero consiguieron que me picara el gusanillo para volver a tener muchas ganas de volver a empezar.
Viene a un club en el que parece que los medios de comunicación no perdonan la derrota y en el que siempre hay que ganar. En su caso, ¿cómo lleva esa presión extra?
Esto es deporte y gana el que mejor juega ese día. Si trabajas y entrenas bien, si el equipo funciona puede haber derrotas, pero esa confianza en el trabajo diario sigue estando presente y al final las victorias en los momentos importantes llegarán igual. La presión es la que quiera poner la gente, pero nosotras dentro de la pista la presión no cambia, es entrenar día a día para ganar porque nosotras queremos ganar más que nadie. Esa presión al final es algo más externo que interno. Si estás a gusto y tranquila con lo que estás trabajando los resultados siempre llegan.
¿Qué colocadora ha fichado el Hidramar Gran Canaria?
Me considero una colocadora muy competitiva. Disfruto compitiendo y dando todo de mi para poder ganar, que es lo que más me gusta. Me da igual como y cuando. Me sabe igual de bien ganar en un partido a cara de perro contra las últimas que ganar a las primeras de forma holgada. Soy competitiva al máximo. Me gusta mucho trabajar día a día y hacer las cosas bien para sentirme bien conmigo misma.
¿Disfruta más metiendo una cinta para anotarse el punto o servir a una compañera una bola increíble para que logre anotar?
Lo disfruto de forma parecida porque en ambos casos es un punto, pero es verdad que cuando una compañera tuya hace un puntazo porque tú le colocas una recepción perfecta es algo que me parece increíble, es lo más bonito del voleibol.
¿Cómo se complementan usted y Ale Álvarez del Burgo?
Ella tiene mucho talento, es mil veces más talentosa que yo, en eso va sobradísima porque es talento puro. Yo puedo aportar esa pizca de carácter visual, aunque ella también lo tiene.
Cuando un equipo tiene a dos colocadoras de tanto nivel ¿cómo hace el entrenador para repartir los minutos y que las dos estén contentas?
Es un tema que debe de responder el entrenador. Es cierto que antes me costaba más, aunque esta pasada temporada he podido ver que se puede aportar igual sin jugar un punto. Estuve seis meses aplaudiendo desde el banquillo y me sentí igual de importante que la que jugó todos los puntos. Es muy importante saber manejar eso. Estoy muy tranquila, al final tienes que entrenar todos los días y lo que aportas desde fuera muchas veces vale lo mismo que las que están jugando.
Antes de aceptar la oferta para fichar por el Olímpico ¿habló con alguna de las que serán sus compañeras?
No. Vengo un poco a lo loco (risas). Ha sido algo que todavía no me lo termino de creer, es algo que no lo comenté con nadie.